Es el punto culminante del espectáculo en Barranco. Con el mismo nombre que su hermana mayor veneciana, él es sin embargo de menor tamaño: un pequeño puente de madera que permite abarcar la calle que baja hasta el mar... Pero el escenario es muy bonito: en la puesta de sol, la vista, a lo lejos, sobre el mar que resplandece con los colores de los pájaros que salen del letargo, después de un cálido día; los pequeños restaurantes de la vecindad que cobran vida uno por uno; Las palmeras y otras buganvillas se mecen suavemente con el viento... Una cita obligada en Lima